miércoles, 10 de agosto de 2011

Suavemente se mueve el oleaje... suavemente nos mecemos con el ritmo de la luna y las corrientes en el caminar del día a día.

Los primero encuentros cara a cara con el Pacífico llegaron...

... mirando al pacífico
... mirando al pacífico

En la bahía donde reposan los cerros que dan vida y caracterizan a la ciudad, donde me encuentro ahora, aparecen diferentes visiones posibles en los ojos... las olas enormes que destrozaron el anterior puerto, todavía recuerdan quienes fueron en este invierno en su violento acercamiento a la costa... los leones marinos se posan en las grandes boyas para reclamar su espacio que nunca dejaron de lado... los barcos que guardan fuera del puerto a la espera de un enorme dique seco que mira a la ciudad con desgana... los barcos de guerra que aguardan el objetivo por el cual fueron creados con orgullo de lo que son y de lo que pueden hacer, aunque sin pensar en qué serán en un futuro cuando reposen en el fondo del mar o carguen mercancías humillados desde las faldas de los Andes hasta la Isla de Pascua para dar aliento a una función que una civilización que en su locura deforestó por completo todo signo vital tiempo atrás, dejando sólo un cultivo de enormes cuerpos de piedra....


...fue
...fue

En la parte sur de bahía descansa una roca, llamada la "Roca Feliz", donde la gente venía a saltar de ella por amor, por locura o por... quién sabe... es aquello que fue, pero que aún se recuerda desde este blanco punto en el mundo, para poder mirar el océano donde descansan aquellos momentos.

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... new stop

Una nueva parada... tras el encuentro con los cerros y el mar, la cultura y los dibujos de las olas, el sol y la bruma, se siente que aquí se restablece una nueva parada.